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JRMora humor gráfico diario

20/2/07

OLGA y sus fantásticos mariscos

O Grove
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Disfrutando de unos días libres en O Grove, dedicados al turismo y a su excepcional gastronomía, decidimos por unanimidad y después del aval de varios vecinos del lugar, desplazarnos hasta el desconocido para nosotros Restaurante "Olga" en La Guardia, pequeña localidad pesquera gallega en la frontera con Portugal, a degustar la que dicen mejor langosta de Galicia. Una vez allí y hambrientos, encontramos sin dificultad la famosa “casa de Olga”, mujer nacida en 1933, propietaria y alma del restaurante reconocido internacionalmente por la excelente calidad de sus mariscos y pescados.

La Guardia

Y llegó la sorpresa…, ella, personalmente nos recibió como recibe a todos sus clientes preguntando en voz muy alta nada más entrar…vosotros ¿sois de derechas verdad?, si es así, bienvenidos, a continuación, pasmados por el momento, desfilamos como toda su clientela, hacia su particular santuario, presidido por incontables fotos y recuerdos de Franco.


Una vez sentados,observamos que no existe carta de platos de ninguna clase y allí se come lo que la señora y el stock de mariscos y pescado deciden. Las langostas que devoramos, perfectamente cocidas, junto a un magnífico bogavante, que pasearon vivos por nuestra mesa antes de ser cocinadas, son las estrellas del restaurante. La salsa de la casa que acompaña a estas exquisiteces es la mejor vinagreta natural, con aceite de oliva, huevo, pimiento y cebolla. El menú lo completamos con un rape inigualable acompañado de unas patatas de las que no quedó rastro alguno. El postre estuvo compuesto por un surtido de tartas (de mirabeles, de almendra y no se cual más) y unas “cañitas” con crema.

Con las botellas de ribeiro que liquidamos sin contemplaciones y el orujo de café que nos acompañó hasta el último momento, reímos y pasamos una velada que estamos seguros será difícil olvidar.


Uno de los rincones del restaurante

La Sra. Olga nos trató al igual que a todos los clientes del restaurante, con gran cariño, al oírnos hablar y por tanto reconocer nuestra procedencia nos comentó que se sentía feliz de contar entre sus asiduos, con innumerables clientes catalanes. Sin duda, el ambiente creado por ella, podemos clasificarlo como único e inolvidable. Con nuestras esposas, mi amigo Alfredo y yo sucumbimos ante la calidad de los mariscos, la personalidad y el arrollador carácter de esta mujer directa y entrañable.

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