El pointer POPEYE, necesita ayuda.
El pobre Popeye .
Se busca un alma caritativa que se quiera hacer cargo del pobre Popeye, un pointer de color blanco que tiene doce años y ha pasado 36 meses encerrado en un agujero de un metro cuadrado, sin apenas luz ni ventilación, sin salir y como podéis imaginar rodeado por sus propios excrementos desde que murió su anterior dueño, un cazador.
Por suerte, su llanto, incesante, ablandó el corazón de un matrimonio de amantes de los animales, que no dudaron en hacer todo lo posible para sacarlo del agujero en el que llevaba tres años encerrado, la pareja optó por hablar con el nuevo dueño de Popeye quien, tras largas conversaciones, aceptó que Carmen y su esposo se lo llevaran a su casa. Ya en su vivienda, el matrimonio se puso en contacto con distintas asociaciones y protectoras de animales para buscarle una casa de acogida. Pronto, la historia despertó el interés de dos hermanas malagueñas que, pese a no tener hueco en su domicilio, se ofrecieron a pagarle una residencia. Tras pasar una semana en un centro de animales, el pointer ha regresado a casa de una de las hermanas, a la espera de que encuentre un hogar definitivo donde quedarse. Está lleno de heridas. “Tiene una grande en la oreja, otras en las patas, verrugas por la barriga y las uñas enormes”, describe. Carmen insiste en que Popeye, es muy bueno y de carácter dulce, sólo esperamos que alguna familia se haga cargo de él.
MÁS INFORMACIÓN : Si deseas acoger a Popeye, ponte en contacto con Carmen Jiménez. 656 859 987.
Por suerte, su llanto, incesante, ablandó el corazón de un matrimonio de amantes de los animales, que no dudaron en hacer todo lo posible para sacarlo del agujero en el que llevaba tres años encerrado, la pareja optó por hablar con el nuevo dueño de Popeye quien, tras largas conversaciones, aceptó que Carmen y su esposo se lo llevaran a su casa. Ya en su vivienda, el matrimonio se puso en contacto con distintas asociaciones y protectoras de animales para buscarle una casa de acogida. Pronto, la historia despertó el interés de dos hermanas malagueñas que, pese a no tener hueco en su domicilio, se ofrecieron a pagarle una residencia. Tras pasar una semana en un centro de animales, el pointer ha regresado a casa de una de las hermanas, a la espera de que encuentre un hogar definitivo donde quedarse. Está lleno de heridas. “Tiene una grande en la oreja, otras en las patas, verrugas por la barriga y las uñas enormes”, describe. Carmen insiste en que Popeye, es muy bueno y de carácter dulce, sólo esperamos que alguna familia se haga cargo de él.
1 comentario:
Estoy un poco lejos, vivo en Paraguay, si no me encantaría darle una mano con el perrito. Pobre, ya sufrió bastante. Le pido por favor que cuente en su blog que suerte corre Popeye, voy a hacer fuerza por él.
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