LAS INFECTAS QUEDAN QUIETAS SOBRE EL REFRIGÉRIO, PAREDES , TECHO Ó NARIZ (cap.3)
Vistas al microscopio, la cara de las infames, es un horror, sólo puede comer sustancias blandas. Antes de tragarse una, la reblandece con su saliva y quedan quietas sobre el festín porque están esperando el reblandecimiento del ágape. Tragan todo lo que pueden sin digerir, lo almacenan en un saco que tienen bajo el estómago y se retiran plácidamente al techo, pared ó nariz para después de expulsar parte de éste y devorar con sumo placer el menú correspondiente. (Momento elegido por cualquiera de mis hijos para aplastarla sin miramiento alguno con mi consiguiente cabreo ya que estoy encargado por mi Sra. Esposa de los menesteres pictóricos en mi humilde morada).
Del huevo a la mosca, a través de varias metamorfosis sólo pasan diez días, y el nuevo y despreciable engendro es capaz de poner huevos en pocas horas. Dicen varios de los más capacitados antropólogos moscales de también varias prestigiosas universidades consultadas por Doña Manolita, que la descendencia de una mosca si todos los huevos produjeran un individuo, llegaría en seis meses a la fabulosa cifra de mil trillones de apestadas.
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